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Colgado en la puerta de la taberna por conducir bebido, apunte histórico sobre las normas de tráfico

8 agosto, 2018

Según diferentes fuentes históricas, la rueda más antigua que se conoce data del 3.500 a.C., hallada en la antigua Mesopotamia. Pues desde entonces, esta pieza mecánica en forma de disco que gira alrededor de un eje (Diccionario de la RAE) ha sido el centro del universo, ya que ha sido, y es, uno de los inventos más importantes para la Humanidad. Y parece que uno de los lugares que más apuntan los historiadores e la ciudad de Alepo, en Siria, desgraciadamente noticiable en los últimos tiempos por otros asuntos.

En esa época ya había sociedades complejas, con sistemas políticos, cultivos, herramientas de todo tipo… pero no había ruedas. Uno de los primeros usos de la rueda fue, curiosamente, para el mundo de la cerámica. A partir de aquí la evolución del uso de la rueda fue imparable. A lo que se tuvo que adaptar esa sociedad evolucionada que ya contaba con normas, leyes y todo tipo de códigos que regían la vida de las personas.

Multas por conducir ebrio

Cerca de 1.000 años después del invento de la rueda, ya comenzaron a desarrollarse las normativas para gestionar el tráfico y los estacionamientos en las urbes, así como sus correspondientes multas sancionatorias para intimidar a unos ciudadanos no acostumbrados a estar bajo control. Y es que también había atascos de burros, carros y caballos… Desde el invento de la rueda en el 3.500 a.C., hubo que esperar hasta 2.800 a.C., en el antiguo Egipto, para tener conocimiento del primer conductor arrestado tras ser acusado de chocar con una estatuta y atropellar a una niña. No le tembló el pulso al juez, y sancionó a este primer condenado por conducir bajo los efectos del alcohol a ser colgado en la puerta de la taberna donde había ingerido esas bebidas que han pasado a la historia de la conducción vial.

Todo esto parecen que eran los albores de lo que estaba por venir, ya que fue en el Imperio Romano donde se desarrolló definitivamente la normativa de Tráfico, debido al afán expansivo de Roma, y a las grandes urbes que contruía a su paso, para lo cual precisaba de un Curator Viarum (director de la Dirección General de Tráfico, vamos).

Cortes de tráfico por el centro de la ciudad

Para comprender la complejidad del Derecho Romano, la Lex Lulia Municipalis (promulgada por Julio César en el 45 a.C.) abarcaba gran parte de todo lo relacionado con el transporte a tracción por la viae publicae. Por lo que no es actual la norma de prohibir el acceso a los centros históricos. La Lex Lulia ya limitaba el acceso a los templos de los dioses solo para carros con materiales de construcción o para obras; así como el acceso especial a residentes, que en este caso eran los generales, altos cargos políticos y sacerdotes.

La verdadera razón de la expansión de las vías romanas fue la militar, para vertebrar todas las zonas conquistadas, y tener un mapa de carreteras donde el km. 0 era Roma (en la imagen). Además de la funcionalidad militar, para el avance de las legiones; la otra gran razón fue la comercial y el fácil retorno de los botines y tributos de todo el Imperio. Por ello, le daban tanta importancia a las vías y carreteras públicas en la antigua Roma, todo su imperialismo se basó en las ágiles comunicaciones entre la capital y las tierras conquistadas. Las principales vías dentro de Italia fueron la Appia, Flaminia y Aemilia. La primera vía pavimentada, una calzada (camino empedrado) en toda regla, fue la Appia, que iba de Roma a Capua (312 a.C.). Y de ahí pasamos a destacar los principales emperadores que fueron constructores y reparadores de toda la red de comunicaciones, quienes fueron Augusto y Claudio (en las Galias), Trajano (emperador procedende de Sevilla) fue el gran constructor de vías en Hispania.

Todos los caminos (372) conducen a Roma, por la izquierda

Esta máxima no es una exageración. Todas las grandes vías comunicaban las vías del imperio con su capital, Roma. Desde Roma, cual fuera hoy un aeropuerto como el de París o Londres, se podía viajar a cualquier parte del Imperio Romano, por toda Europa o Asia. El km. 0 estaba en el miliarium aureum, ubicado justo en la mitad del Foro romano (Roma también era el centro de la cristiandad), denominado así por Constantino. Además, eran vías anchas y rectas (gracias a los conocimientos topográficos, todavía utilizados en la actualidad), sus principales características. Según indica la obra Régimen jurídico de las vías públicas en Derecho Romano (V. Ponte), existieron 372 grandes vías que abarcaron un total de 60.000 millas (cerca de 100.000 kms.), solo aludiendo a las principales. No se incluyen las secundarias ni terciarias. Hablamos de las vías que se extendías desde África oriental por toda Europa hasta Germania, Inglaterra, Turquía y Golfo Pérsico.

Y para tocar todos los palos, no podemos pasar por alto al papa Bonifacio VIII, que en 1300, a las puertas de una gran peregrinación hacia Roma dictó una ley, que aún sigue en vigor, para que los vehículos circulasen por la izquierda, y evitar el caos. Pero fue Napoleón el que la cambió, y obligó a circular por la derecha. En el Reino Unido siguen conduciendo por la izquierda debido a que el conquistador francés nunca llegó a tomar la isla británica, por eso siguen el edicto papal.

Texto: Isidoro Cascajo de la Barrera-Caro

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