El arte de la decoración y el embellecimiento en el siglo XVI en la provincia de Badajoz

Noticias
Facebook
X (Twitter)
Email
WhatsApp

La tierra de Barros, y Extremadura en general, se convirtió en un lugar de experimentación para el arte, más si cabe si en un momento histórico concreto convergen varios estilos artísticos. Las diferentes influencias ejercidas, las vías de acceso a la región, el carácter de su gente y la moda predominante en la época generan un producto con distintas caras. Las portadas renacientes de comienzos del siglo XVI en la provincia de Badajoz lucen un desarrollado arte decorativo arquitectónico, pero habría que centrar la atención en un grupo de portadas entre el segundo y el tercer cuarto del mismo siglo y su importancia propagandística y estética.

El estilo plateresco fundamenta su arte en el ornato y el embellecimiento de arquitecturas previamente construidas en un periodo anterior, por tanto cuando se habla de plateresco no se puede aplicar a la arquitectura, arquitectura plateresca. Este “subestilo” (como así se le ha denominado) contrasta con el clasicismo austero en el que la belleza se encuentra definida en el desnudo de las estructuras: “La concepción de la belleza como virtud inmanente a la estructura del objeto implica la consagración de la idea de belleza desnuda: cuando la función de embellecer resulta redundante, el ornamento es inútil”, y es precisamente en el ornato donde encuentra su base existencial. Se trata de un arte meramente decorativo, y se vale de los elementos que conforman el elenco decorativo romano (de Lombardia y Venecia) para formar su propio lenguaje, pero con una fuerte influencia gótica, siendo el modelo que más se repite el de templo gótico del siglo XV ó XVI, y que posteriormente se le añadirán elementos concretos como son portadas ó ventanas, del mismo estilo en algunos casos (portada gótica en Villafranca de los Barros) ó de estilo distinto (portada plateresca en iglesia gótica Almendralejo). El impacto de este nuevo estilo decorativo no fue trascendente, pues comparte el abigarramiento del estilo tardogótico anterior, lo que supone una coexistencia entre ambos, y permitirá a la vez un desarrollo posterior del clasicismo desornamentado.

Aunque hay que señalar que se trata de un fenómeno particularmente hispano, pues toma los elementos romanos, los desconceptúa y los adultera para adaptarlo a la sensibilidad española. Un ejemplo se puede observar en el grutesco que viene de Italia, que se caracteriza por tener un sentido básicamente ornamental y de temática limitada, pero que al llegar a España se dramatizará y se convertirá en un espacio donde habrá cabida para casi todo: composiciones fantásticas y mezcla de toda clase de elementos como cabezas sufrientes, ángeles, candeleros, etc. Otro elemento muy hispano será el patetismo, éste se observa con claridad en el tema de las cabezas que colocadas en medallones constituyen el motivo más repetido del plateresco: “facies de hombre y mujer en melancólicos escorzos, en ansiedades de noble desconsuelo…”.

La introducción de las formulas renacientes se convirtió en un “boom”, esto no permitió la asimilación correcta de los elementos traídos de Italia para nuestra arquitectura, de ahí que Chueca Goitia cite la palabra “desorden” para referirse a la portada de la Iglesia de Los Santos de Maimona; Camón Aznar desarrolla más esta idea, presupone que la rapidez con que se asimilaron los nuevos elementos provocó una libre interpretación personal de los mismos y su disposición por parte de los arquitectos.

Estos elementos decorativos tuvieron su difusión en toda clase de soportes para la transmisión de ideas, pero hay que destacar a Diego de Sagrado y su obra Medidas del Romano (1522) como un tratado fundamental, fuente de nuevas ideas. Otra obra que refleja la estética plateresca es Varia commesuracion para la arquitectura y la escultura (1585) de Juan de Arfe y Villafañe, pero además citar los manuscritos de Hernan Ruiz el Joven y Alonso de Vandelvira. Los arquitectos y artífices que construyeron éstas obras en Extremadura usaron la Vía de la Plata como acceso a la región desde donde trajeron modelos del norte de España, de Toledo y de Andalucía.

El estilo puramente renacentista no se encuentre plenamente asentado a comienzos del siglo XVI en España, el fuerte asentamiento gótico no permite la entrada por igual en todos los centros artísticos del nuevo estilo ”a lo Romano”. En Extremadura sucede lo mismo, al ser una zona rural la entrada de este estilo es posterior y no se hace con la misma intensidad en todas las poblaciones. Hay que destacar que en Extremadura el foco de influencia plateresca desde el que parte para el resto es Plasencia y Coria, a partir de ahí bajarán las ideas hasta inundar toda la provincia pacense, aunque también existe una transmisión de ideas desde el sur. Los ejemplos más destacados en la provincia de Badajoz se encuentran en las portadas de las iglesias de Olivenza (a caballo con el “estilo manuelino” portugués), la Fuente del Maestre, Los Santos de Maimona, los medallones de la portada del templo de Villafranca, la Garrovilla y entre las últimas manifestaciones en Badajoz la portada de Higuera la Real.

José Ignacio Clemente Fernández

Historiador de Arte

Últimas Noticias