Mercadillos, las grandes superficies serranas…

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Los mercados se encuentran en los orígenes de la formación de las ciudades, según el mismo Platón

Pasear por un mercadillo tiene otro sabor. Caminar por un entuerto de calles efímeras, cual real de una feria, da una especie de sensación de libertad; a que no recorres pasillos encasillados ambientados y con música de fondo que nos empuja a un consumo inaudito con un carrito manipulado. Son mercados humanistas, donde se ven curiosidades de los mismos tenderos, de los visitantes, saludos a los vecinos, familiares o, incluso, cucamonas para escaquearse de una situación inevitable.

En la misma obra emblemática de Platón, La República, el filósofo griego colocaba en el origen de las ciudades a los grupos humanos que se acercaban a las poblaciones para intercambiar con otros individuos mercancias de las que ambos carecían. Eran puntos de encuentro entre pueblos, a través de los cuales se comenzaron a fundar las primeras metrópolis.

A fin de cuentas, lo que se produce a lo largo de la semana en diferentes pueblos de la sierra de Huelva, sur de Badajoz o Alentejo portugués son actividades comerciales que no solo dan acceso a ciertos productos y servicios, sino al intercambio de ideas y conocimientos, lo cual también es síntoma del progreso social de la población local.

Hay cierta unanimidad dentro de los historiadores de que la venta ambulante forma parte de los orígenes del comercio, desde productos tradicionales a animales o todo tipo de artilugios.

Descenso de mercadillos

Como referente de la situación actual del mundo de los mercadillos, hemos tomado unos datos del pasado mes de enero emitidos por la Unión de Autónomos de Andalcía UATAE, donde hablan de un descenso de 80 a 72 mercadillos en la provincia de Huelva con respecto a 2013, lo que se traduce en la pérdida de más de 200 puestos de trabajo. Hay algunos municipios que ya no disfrutan de este servicio, como son Beas, Castaño del Robledo, Corteconcepción, Cortelazor, Higuera de la Sierra, Linares, Los Marines o Puerto Moral, entre otros.

Realmente, la pérdida de esta figura económica y social de un municipio va más allá de la falta de acceso a ciertos productos, sino que esa venta ambulante ayuda a dinamizar la situación laboral y económica de zonas alejadas de las grandes superficies, y también las aisla un poco más.

Según fuentes de UATAE, en toda la provincia de Huelva solo hay cinco mercadillos que superan los 100 puestos; Huelva, Moguer, Lepe, Almonte y Aracena; que suponen el 13% del total, que en más del 72% no supera los 50 puestos. La Unión de Autónomos considera que este mundo es muy familiar, más masculino que femenino, y con un 30% de autónomos que supera los 50 años y cuyos ingresos no superan los 100€ diarios; lo cual hace complicado afrontar el resto de gastos del negocio, más las obligaciones fiscales y legales.

Fragilidades

Como se menciona anteriormente, los mercadillos son las grandes superficies comerciales de las poblaciones aisladas de las metrópolis. Cuanto más lejos, más necesario es el mercadillo. El problema de cada día de este milenario negocio es el cielo… al estar al aire libre, ya que es muy vulnerable a las inclemencias climatológicas. Y al ser solo un día, pues se la juegan a una carta. Una tradición que nos ha acompañado desde que somos civilización debe tener una mayor garantía de futuro; porque es eso, una gran superficie, pero humanizada.

Isidoro Cascajo de la Barrera-Caro


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