Entre las actividades realizadas en la cueva, destacan los posibles ritos mágico-religiosos
El yacimiento arqueológico de la Cueva de la Mora (término de Jabugo) resulta paradigmático para poder estudiar un amplio periodo de la Prehistoria, no solo en la comarca serrana, sino en la provincia onubense y de toda Andalucía Occidental.
La excavaciones realizadas a principios del siglo XX, por Juan Manuel Romero en su propia finca, pusieron de manifiesto la amplia secuencia del poblamiento que se desarrolló en esta cavidad. Hasta el momento representa el primer establecimiento de comunidades humanas en el ámbito geográfico de la Sierra de Huelva.
A pesar de todos los estudios realizados, todavía quedan muchas cuestiones por resolver por la investigación que solo se podría solventar por una excavación sistemática, con un carácter multidisciplinar. Pero el primer paso, es lograr la conservación de este importante yacimiento. La acción de expoliadores/vándalos en la visitas incontroladas han propiciado un deterioro de la cavidad, por lo que es necesario, concienciar sobre la preservación de este valioso patrimonio arqueológico de Jabugo.
Dos Salas
Se encuentra la Cueva en una zona estratégica en cuanto a situación y altura, próximo a la rivera del Murtiga, de importancia capital para la obtención de recursos de mantenimiento de sus pobladores en una zona de paso. La Cueva se sitúa en un cerro de 620 metros sobre el nivel del mar, tiene un afloramiento de mármoles dolomíticos y calizas de la edad del Cámbrico Inferior. Está compuesta por dos salas, la primera mayor, de bóveda, y una segunda situada a mayor altura y más reducida.
Juan Manuel dona en 1905 los restos óseos y cerámicos al Museo Arqueológico Nacional. En 1923, Juan Manuel Romero,solicita una nueva excavación, y los materiales hayados fueron depositados en el Museo Arqueológico de Sevilla en 1938, tras haber sido expuestos en la Exposición Iberoamericana de 1929.
Arsenal en la Guerra Civil
Geológicamente la cueva tiene un desarrollo horizontal con cierta pendiente hacia el Este. La cueva estuvo muchos años abandonada. Según cuentan en el pueblo, durante la Guerra Civil Española fue utilizada como almacén de explosivos y residencia de algún grupo beligerante.
Hace unos años la Delegación Provincial de Cultura llevó a cabo una limpieza superficial y la cerró con una verja para evitar su deterioro. Durante esa limpieza apareció más cerámica y restos óseos.
Del Paleolítico al Imperio Romano
Nos desvela la existencia de un poblamiento desde la Edad del Bronce hasta el Neolítico, incluso según algunos autores, al Paleolítico Superior. Es la época mas primitiva de la cueva y la referencia más antigua de la presencia humana en la Sierra. A este periodo corresponde un hueso grabado, que se conserva en el Museo Provincial de Huelva, y que debe de ser de la primera excavación del lugar llevada a cabo por el Sr. Romero Martín.
Corresponde este resto óseo a un cáprido, utilizado como utensilio. En la superficie aplanada del hueso, aparecen grabadas las figuras agrupadas de un ciervo, con la cabeza vuelta, parte de otro animal contrapuesto y dos patas de un tercero; y en la otra cara, junto a la articulación del hueso, la figura de un Rinoceronte, de un solo cuerno, Rhinocerus sinus.
La mayor actividad humana en la Cueva de la Mora se encuentra en el periodo de la Edad del Cobre, y destacan los ídolos placas. En cuanto al material lítico están las hachas pulimentadas, un pulidor, laminas de sílex y una pieza de forma triangular, que parece una alabarda (lanza). Los vasos cerámicos presentan formas con tendencias esféricas, elipsoidales, cilíndricas o troncocónicas, la mayoría sin decoración, y de mediano o pequeño tamaño, destacando en cuanto a decoración dos vasos con motivos ajedrezados y de líneas en zig-zag , así como los fragmentos de cerámica campaniforme. Se constata, pues, una ocupación durante este periodo calcolítico entre el 1500 a. C. y principios del II milenio a.C. Existe un enterramiento en cista, con su correspondiente ajuar funerario.
En la época romana fue la última ocupación de la Cueva desde la Edad del Bronce. Según muestran una moneda de Marco Aurelio (s. II d.C.) y un botón de hueso, la ocupación es de carácter estacional o funerario.
Se conserva un cráneo trepanado y su respectiva mandíbula, siendo la evidencia antropológica más importante de la cueva. Presenta una perforación completa, con gran pérdida de sustancia oval en la zona central de la calota, inclinándonos por un origen en prácticas mágico-religiosas.
Este cráneo constituye la única trepanación documentada hasta el momento en la provincia de Huelva y el tercero en la Andalucía occidental, pero que no sería el único existente en la cueva ya que en la fotografía tomada por Juan Manuel Romero parecen observarse otros restos con este tipo de tipo de operación.
Según Carbonell (1924), podrían existir dos enterramientos colectivos en el interior de la cueva, separados por una capa estalagmítica.