Google no precisa ni que tecleéis en el móvil, ya sabe dónde estáis y lo que pensáis
Como se suele decir, la realidad supera a la ficción. No por nada, sino porque la realidad no atiende a lógica, simplemente suceden acontecimientos que se escapan a nuestro control; en cambio, la ficción, al ser construida, tiene una lógica de la que carece la realidad diaria. Por lo tanto, autores que presagiaban un futuro bajo el control del poder en el siglo XX, como Orwell o Huxley, se quedaron bastante cortos.
Facebook, Whatsapp… el rey (o Dios) Google, saben más sobre nosotros mismos que nadie, ya que tienen acceso a todo lo que nos gusta, lo que hemos comprado… pero el problema no es que saben perfectamente y con datos todos los hechos consumados (y consumidos) por el propietario del móvil/tablet/ordenador, sino que a través de la Inteligencia Articial (predictibilidad a través de los algoritmos – machine learning) pueden averiguar qué vamos a hacer, incluso mejor que nosotros mismos. Google sabe antes que el propietario del dispositivo cosas de su intimidad, como lo que le va a pasar, o lo que va a comprar.
Google lo reconoce
El mismo presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt, lo reconoce: “Si nos dais más información de vosotros mismos, de vuestros amigos, podemos mejorar la calidad de nuestras búsquedas. No nos hace falta que tecleéis nada. Sabemos dónde estáis, sabemos dónde habéis estado. Podemos saber más o menos qué estáis pensando”.
Hablaban del oro líquido con respecto a la revalorización del agua (el negocio del siglo, se decía a finales del XX) en un cambio climático ya reconocido, pero nadie había calculado el valor de los datos… lo que actualmente se denomina en inglés Big Data. Además, no es como el agua, que es un bien finito; esta nueva variante del capitalismo es infinita, superando con creces a otros capitalismos como el industrial o el financiero. Aquí la materia prima somos nosotros; o mejor dicho, los datos que emitimos (y gases: el uso de un teléfono inteligente de gama alta libera a la atmósfera 95 kilos de CO2, según la Universidad de Surrey – Reino Unido).
Las APPs son productos de predicción de consumo (online o analógico) que después se venden a las empresas que están dispuestas a extraer esa información opaca (ilegítima e ilegal) y que nosotros brindamos ‘amigablemente’, ya que “no tenemos nada que ocultar”, sería la primera reflexión de cualquier mortal. Van acumulando datos (desgraciadamente ya tienen datos de personas desde que nacen; los más mayores tienen esa ventaja) con objetivos, cuanto menos, poco éticos.
Todas esas predicciones son las que valen dinero. ¿Por qué iban a poner en nuestras manos aplicaciones que valen cantidades de dinero astronómicas? Otro viejo refrán que nunca falla: Nadie da duros a pesetas.
Seguramente, si llegaran de Google a nuestra puerta a pedirnos información mucho menos reveladora sobre nuestras vidas, daríamos un portazo en sus narices. El producto no es Whatsapp, el producto somos nosotros. Las empresas nos espían. Pero no porque seamos personas importantes, eso es lo de menos. Somos simples datos de consumo y predicción. Y eso vale dinero.
Generar dependencia
Esta temática tiene una gran complejidad debido a que se entrecruzan no solo datos económicos, sino aquí hay encerrada mucha psicología, tecnología y pensamiento político (no olvidemos que Barak Obama, primer presidente negro de Estados Unidos, debe mucho de su victoria a las redes sociales). En definitiva, esta mercantilización de nuestros datos personales necesita una alimentación constante, razón por la que la mayoría de las aplicaciones (APP) sean gratuitas, y nos ‘faciliten la vida’ gracias a la tecnología, ‘solo’ a cambio de la aceptación de sus Términos y Condiciones.
Aunque no lo creamos Google (o la APP de turno) saben todo de nuestros movimientos y todas las actividades que realizamos, lo que hacemos online lo controlan exhaustivamente (¡nunca borra los datos, son muy valiosos – aunque los borres tu!), la nube (Drive, iCloud…), el teléfono, así como un perfil de todos tus intereses y gustos… para predecir nuestros movimientos.
Síntomas de la adicción a internet
Según el Clinic de Barcelona, la adicción a Internet puede estar relacionada con manifestaciones físicas y emocionales.
–Síntomas Físicos: Dolor de cabeza (cuello o espalda), ojos secos o problemas de visión, síndrome del túnel carpiano (alteración de la sensibilidad en las manos), insomnio, cambio de peso, falta de higiene…
–Síntomas Emocionales: Pensamientos constantes en internet, euforia en el ordenador, ansiedad cuando no se puede utilizar el móvil, sentimientos de culpa o arrepentimiento (de no haber hecho otra cosa), aislamiento…
-Síntomas de Alarma: Empeoramiento del rendimiento académico/laboral, problemas de sueño, abandono de actividades al aire libre o empeoramiento de la relación familiar.
Isidoro Cascajo de la Barrera-Caro
Fuentes: Hospital Universitari Clinic de Barcelona, La era del capitalismo de la vigilancia de Shoshana Zuboff, Universidad de Surrey – Reino Unido y Fundación BBVA.