El río Guadiana ha servido de frontera durante siglos; aunque en la actualidad cumple más la función de eje vertebrador socioeconómico y cultural entre Badajoz y Huelva con el Alentejo portugués, así como de los deportes de aventura. El mismo nombre Guadiana ya dice mucho de intercambio cultural: del árabe Uadi, río; y del latín Anas, pato.
En el caso que aquí nos ocupa, el Guadiana es el principal cauce de agua para los deportes de aventura en las comarcas de Huelva y Badajoz, pasando al país vecino regando las localidades de Moura, Mourão y de Reguengos de Monsaraz, donde se encuentra el embalse de Alqueva, el mayor de Europa con 250 kilómetros cuadrados, en el distrito de Beja.
Y el Guadiana sigue su curso por Serpa y Mértola, encaminándose de nuevo hacia tierras onubenses, aportando caudal al río Chanza. A partir de Sanlúcar de Guadiana (Huelva) y Alcoutim (Alentejo), el río es navegable, para adentrarse en la Reserva Natural de Sapal de Castro Marim, situada cerca de la población portuguesa de Castro Marim. Para alcanzar el fin de ese gran trayecto de 818 kilómetros en Ayamonte (Huelva) y Vila Real de Santo António (Faro). Un caudal que arranca allá por la Mancha Occidental, no exento de conflictos, ya que no hay consenso sobre el lugar exacto de su nacimiento.
Afluentes del Guadiana en el cauce bajo:
Portugal: Vascao, Cadavais, Foupana, Odeleite, Chocas, Beliche y Seco. España: Ardila (Calera de León, Monesterio, Jerez de los Caballeros y Beja), Chanza y Malagón, Rochona y Grande de la Golondrina, barrancos de Santiago y de los Hierros y los arroyos de la Parra, Grande y Pedraza.